Les cuento que vendí mi camioneta hace 1 semana. Por fiiinnnnn.
Después de muchos dolores de cabeza y trámites que requirieron mas de una bajada de la mula, me fuí a la notaría que eligió el comprador para la firma de los documentos de compra/venta de mi carro. Una vaina en la Avenida Baralt. Yo ni sabía, y créanme compis que me da profunda vergüenza reconocerlo, donde quedaba la Baralt. Pero en fin, no hubo mas remedio y me arranqué aterrada manejando hasta el Downtown.
No sin antes hacer la parada obligatoria en el autolavado, dónde no había punto de venta, como ya es costumbre para los venezolanos que pasamos roncha pareja tratando de pagar cualquier cosa en éstos días en los comercios del país. Afortunadamente en la tiendita de la bomba de gasolina me dejaron pasar la tarjeta y pagar el baño final de la camioneta, o mejor dicho, el exorcismo.
Porque eso sí es obligatorio, un carro se entrega impecable y sin una sola partícula de polvo a su nuevo dueño. En realidad es como un despojo que hay que hacerle al vehículo mis compis. Lavarle la impronta, las vibras... que se yo. Ustedes saben las vainas que uno habla en el carro? Que uno despotrica? Las peleas con el novio o el marido?Las cosas que uno oye? La cantidad de pendejadas que pensamos allí sentadas en el tráfico? Las mentadas de madre que le has hecho a cada inepto que se te atraviesa en el camino o que te tira el carro? La estación de radio que escuchas? La música que oyes? Hasta los CDs de autoayuda o de ese idioma que quisiste aprender alguna vez pero se quedaron atascados en el reproductor y que mas nunca les paraste son importantes. Noooo mis compis, hay que limpiarlo todo. No dejar rastro de nada. De nada!! El propio despojo como dirían los curanderos y brujos producto del NarcoEstado Revolucionario.
Llegue a La Baralt derechito y sin perderme, tuve suerte.
El cliente, un chamo jóven de unos 35 años con nombre de una marca de carros que prefiero no mencionar, me estaba esperando frente a la entrada de su oficina que está ubicada a 50 mts de la notaría. Al finalizar la firma le tenía que entregar los dos juegos de llaves de la camioneta como es lógico, pero se me pasó por alto que mi llavero es un paralizer rosado que se me atascó y no salían las llaves de los nervios que me entraron de que me fueran a decomisar mi arma color rosa chicle bomba. Del tiro la que casi se queda paralizada soy yo.
Al salir, me percato de que estoy a media cuadra del Congreso. Se ve bello. Impecable. Ajeno a todas las atrocidades y horrores que ocurren allí dentro. Me aproximo un poco mas a su puerta principal, como quien no quiere la cosa y miro a mi alrededor y quedo fascinada contemplando la cantidad de tiendas con mercancía que se ve chévere en las vitrinas de los miles de almacenes que me rodean. Ni un Mall mayamero pues. En eso le digo al chamo con nombre de carro que me provoca quedarme, darme una vueltecita y ver las tiendas, echarme un paseíto, pero éste me mira horrorizado y me responde: "Nooooo señora, aquí tiene que venir bajo perfil, o sea se tiene que recoger bien ese pelo, se pone una gorra si quiere, no traiga cartera ni celular, si acaso un vergatario porsia una emergencia, pero así como usted anda hoy no puede quedarse de shopping". Como lo oyen. Y yo andaba en blue jean y franela azul marina y cero zarcillos ni pulseras. Nada.
Pero de pronto ocurrió algo curioso que no me esperaba: Me sentí mas segura allí parada, a media cuadra del Congreso de la República, de lo que me siento en mi carro en el Boulevard de El Cafetal o la Principal de Las Mercedes, por ejemplo. Les cuento que el Centro de Caracas está mas limpio e iluminado que el eastend. No hay basura. Yo ví mas policías, mas seguridad aunque sea entre comillas. Yo lo encontré regio. Me agarró por sorpresa ver que el westend esta mucho mas resuelto que nosotros los que vivimos en los 3 ghettos mas chic del este de Caracas. Llamé a mis compis agitada, en crisis existencial, en modo Emergencia, y les informé que hay que mudarse. Hay que mudarse pal Centro. Mas nada.
We will be the new West End Girls. Como mi canción favorita de Los Pet Shop Boys.
Cheers to the West!
Lets drink to That!!
