@ CARACAS 2012

@ CARACAS 2012

Thursday, June 27, 2013

SENTENCIA DE UN TRIANGULO INCONCLUSO (Part 3)

Permaneci varias horas temblando, presa de una impotencia que se apodero de mi al mismo tiempo en que sentí un tornado de ideas dando vueltas en mi cabeza. Sentada sobre aquel suelo de mármol tan blanco y frio como la nieve, con los ojos cerrados escuchando el sonido del viento que se enredaba en mi pelo dejando recuerdos, oyendo a lo lejos los latidos de mi corazón herido de muerte, deseando moldear el mundo a mi manera. Decidida a no perder a Rodrigo, a la persona que mas he amado sin tiempo ni itinerario.


Al amanecer llame a Franco, una, dos , tres veces …hasta perder la cuenta del interminable repicar de su teléfono. Solo consegui dejarle un mensaje en su grabadora. Creo haberme quedado dormida unas horas con mi celular en la mano, aferrada a la esperanza de que Franco me devolviera la llamada. Pero la espera se convirtió en horas, días. Entonces entendí. Franco había desaparecido sin causa aparente, sin dar chance a decir adiós, como huyendo del mundo y de si mismo, de los pergaminos del pasado y de aquellas cuentas que quedaban pendientes, de mi. Que había pasado? A donde había ido a parar la historia de amor que habiamos escrito, de nuestro destino juntos y felices?.


Llegue a la corte seguida de Luis Mario, mi abogado. EL juicio oral había comenzado hacia un par de semanas, y hoy seria la ultima audiencia, sellando asil finalmente la decisión del juez que había llevado el caso, el destino de Alejandro, de Rodrigo y el mio propio. Sentenciados a ser rebaño de un pastor que nunca había estado en mi zapatos, en mi lugar. Ese dia seria llevado al estrado un nuevo testigo. Alejandro se lo había comunicado personalmente y a ultima hora a Luis Mario en su despacho la noche anterior. Asi se lo hizo saber, con una sonrisilla oculta llena de rencor, con la mirada oscura y embadurnada de ira. Cual enemigo de la vida misma. Enfermo de tanto odio. Que o quien puede perturbarnos tanto que nos lleve a perdernos en el abismo de los malos deseos, de hacer daño solo porque si? Que puede ser tan fuerte para privarnos del sol del verano y hacernos permancer bajo una lluvia gris eterna que nos ahogue en nuestro propio delirio, condenandonos a vivir presos de ese odio, de tanto rencor? Castigando a su vez a aquellos dichosos que deciden actuar de manera distinta y sobresalir rompiendo reglas e ignorando paradigmas. A los que no les importa el como , el cuando y la razón de tantas cosas, a los que se atreven a ignorar a todos aquellos que los vieron crecer y creyeron que un futuro distinto les aguardaba. A Los que se atreven a empacar y viajar libres y solitarios.


Mi sorpresa al entrar en la sala del tribunal me paralizo, no podía dar crédito a mis ojos. Quise huir, salir de allí corriendo sin detenerme, como quien rema contra una corriente perseguida por esa imagen que hasta hoy conservo viva en mi memoria. Trate de dejarlos ir, quise deshacerme de los recuerdos de esa mañana, pero la mente es algo tan complejo, que esos recuerdos que fluyen sin tregua mientras estamos despiertos, pueden llegar a ser la fuente mas grande de felicidad, o la causal mayor de las miserias del ser humano. He aceptado que la mente no tiene descanso, hay que dejarla fluir porque no conoce el silencio.


Alli estaba sentado Franco en un banco de madera rayada y gastada por el paso de muchos, con un traje gris confeccionado de una tela costosa. Llevaba una camisa blanca bien almidonada y una corbata del color del vino tinto como el que ambos habíamos bebido de la misma copa alguna vez, entre besos, risas y caricias. Era la primera vez que lo veía vestido en flux y corbata. Llevaba su pelo ondulado y rebelde engominado hacia atrás. Otro Franco, ese hombre que tenia sentado frente a mi no era el mismo que semanas antes me miraba a los ojos en los momentos de silencio y se embriagaba de mi.


En ese mismo instate supe. Mirandolo desde la puerta intuí la razón por la que Franco estaba allí! No fue necesario que el abogado de Alejandro le explicara al juez que Franco había sido una pieza mas en el ajedrez de la vida que el hombre que seria mi exmarido en unos pocos dias me había jugado sin derecho a tregua. Franco había sido su pieza clave. Debi saberlo, debi imaginarlo desde el primer dia.
 
To be continued.

Wednesday, June 12, 2013

SENTENCIA DE UN TRIANGULO INCONCLUSO... (Parte 2)

Reconozco que resulta a veces mas comodo vivir en la mediocridad del cielo gris, de un clima seco y templado, de una rutina cotidiana, de una vida vivida a pedacitos. Que podria llevar cualquier nombre o pintarse de cualquier color porque suele ser indiferente. Pero ya no mas, ya no quise conformarme con tan poco, queria ser libre para amar, libre de una inspiracion ingenua y genuina, para poder seguir existiendo. Para no morir en vida. Para darle paso a mi anhelo de salir a la calle y beber de nuevo el perfume de las flores, dejando atrás esos dias de la oscuridad de fondo.


Pasaron varios dias, semanas creo, hasta una tarde en que me encontraba sentada en mi terraza, transportada en el silencio, sola, porque hay cosas que se hacen solo como la creacion, como el sueño y como la muerte. No hay nadie que nos pueda ayudar, y mucho menos participar en ellas. Son cosas tan nuestras que no podrian nunca ser de dos. Asi contemplaba a lo lejos a mi hijo Rodrigo que jugaba en el jardin con uno de sus perros, feliz y despreocupado mientras correteaba con Luna mordiendole los talones cada vez que esta lograba alcanzarlo. En ese momento senti una mano firme en mi hombro que me apreto con una fuerza brutal, hasta provocar en mi un grito de dolor que no pude contener. Era Alejandro. Me arrojo un sobre grande, que tenia cuatro letras escritas a mano y cuya caligrafia no reconoci. Lo que si era inconfundible era el nombre que alli estaba escrito: Cora.

Lo abri, sin siquiera parpadear, anticipando el contenido de aquel sobre de manila. Me di cuenta en ese momento que no me importaba nada. No sentia vergüenza ni temor. Saque las fotos y las comence a ver una por una pasándolas entre mis manos como si no fueran mias, como si le pertenecieran a alguien mas que es distinto pero no lo es. Alli estaba yo con Franco, tomados de la mano, besandonos, riendo a carcajadas, jugando a perseguir las nubes, mirando directo al sol, sintiendonos asi de libres.


Solo reaccione cuando Rodrigo se acerco sudoroso y sonriente a saludar a su padre. Azorada meti las fotos en el sobre sin terminar de verlas. Ya no hacia falta mirar mas. Todo estaba dicho. Me levante del sillon donde estaba recostada, tropezando con Bruno, el golden retriver que reposaba languido a mis pies. Pero Alejandro me atajo por un brazo y me dijo con un tono de voz que apenas reconoci: ” Te falta un sobre por abrir, Cora mia”, y me lo entrego con su mano temblorosa y sin de jar de verme a los ojos, intuyendo en mi el miedo atroz que me invadio el cuerpo entero.


Tome el sobre y corri escaleras arriba, donde jadeando y luego de pasar unos minutos recostada contra la puerta que cerre tras de mi, me arme de valor y saque los papeles que habían dentro. Eran los documentos de divorcio, en donde renunciaba, además, a la patria potestad de mi hijo Rodrigo. Aquello era una sentencia de muerte. Siempre he pensado que aquel que no sufre no vive, que el sufrimiento es una multa que se le pone a todo ser humano por el simple hecho de existir. Pero esto era mas de lo que yo podría jamas soportar. No iba a permitirlo.


 To Be Continued.

 
 
 

Wednesday, June 5, 2013

"SENTENCIA DE UN TRIANGULO INCONCLUSO" (part 1). IX CONCURSO DE CUENTOS SACVEN. Profesora. Carolina Jaimes Branger. Course: Creative Writing I.

El se quito los lentes que le cubrian la mirada con unos vidrios tan oscuros que no daban cabida a sospechar quien seria su proxima victima aquella tarde a mediados de Julio en que ese sol incandescente, tan tipico del tropico me nublaba la vista hasta el punto de obligarme a mantener los ojos casi cerrados. Aquellos ojos del color del cielo mismo que teniamos como techo y resguardo de miradas ajenas y curiosas, que me hicieron sentir no como si fuesemos actores individuales, sino mas bien parte del elenco de alguna obra de F. Scott Fitzgerald.
 
Senti un cosquilleo extrano que no logre comprender hasta unas horas mas tarde, cuando nos sentamos a conversar a solas, bajo un Roble poblado de hojas con un sinfín de formas que me hicieron recordar aquellos rompecabezas con los que jugaba cuando aun era una niña. Ese hogar de aves que con sus cantares lograban distraernos el uno del otro mientras mirabamos hacia arriba y yo trataba de ocultar, creando silencios donde se podian oir las olas del mar y el soplar del viento, la fascinacion que sentia por ese hombre que logro dejarme sin aliento desde el mismo instante en que mis ojos se posaron en el.
 
Mi esposo, Alejandro, y yo, luego de discutir por el mismo tema de siempre, sobre si ponerse guayabera o no para un evento semiformal vespertino, llegamos al matrimonio de unos amigos que habian decidido por fin echarse al agua despues de muchos años de union clandestina, y juntos decidimos que esta era la perfecta ocasión para celebrar con esa champaña Moet que nos esperaba ansiosa y cuyas burbujas de inmediato se me subieron a la cabeza.
 
Reconozco que fueron inutiles todos los intentos, todas las promesas que me hice a mi misma al abandonar la fiesta de no volver a pensar en Franco, en esos ojos que me miraban descarados hasta desnudarme el alma. Su forma de moverse, su sonrisa. Ese olor suyo, esa mezcla de agua de colonia, jabon y piel de hombre que me trastorno la vida. La manera en que me toco con su mano mientras conversabamos, ajenos a nuestro entorno y a los intrusos que nos rodeaban. Pero La batalla estaba perdida de antemano, pues mi mente me fue infiel y no lo olvido ni por un instante desde aquel primer momento en que lo vi.
 
Pasaron varios dias, no se cuantos , en los que estuve sumergida en una especie de letargo febril, alejada de mi cotidianidad y de todo lo que me rodeaba, inexistente para el resto del mundo. Hasta una tarde en que sono mi telefono celular. No conocia el numero que aparecia en la pantalla, pero Igualmente atendi. Esa fue la segunda vez que escuche su voz, ronca y sensual, que con un dejo de ansiedad me dijo “Hola” asi, a secas. Sobraban las palabras. No hacia falta decir mas. Una oleada de alivio se apodero de mi. Por fin habia concluido la espera, mis noches de insomnio, desvelada en la penumbra de mi cuarto apenas iluminado por el resplandor de un poste de luz ubicado a pocos metros de la ventana.
 
Nuestros encuentros nunca fueron del todo planeados, no hablabamos de ellos, simplemente sucedian. La magia era nuestra complice. No existia el tiempo. Una pasion asi es como un huracan en el medio de la nada, del que es imposible resguardarse, donde no hay refugio. Tarde o temprano toca a tu puerta y te agarra desprevenida, por mas preparada que uno supone estar, por mas cum laude que seamos, por mas videntes o adivinos, te empapa como un balde de agua fria, te sorprende como una cachetada a mano abierta de esas que duelen y te calientan la piel. Tanto evitar el sentir, el deseo y el anhelo por alguien, tanta preparacion y experiencia para nada, pues de igual forma la pasion al encontrarte te zarandea, te agarra teniendo el poder de asfixiarte y a veces de destruirte por completo.
 
Yo cambie. Yo no era yo. No fue necesario que Alejandro me prestara demasiada atencion para darse cuenta. Estaba retraida y presa en un mundo desconocido por mi hasta ese momento. Asi, inspirada, poseida y flotando entre las nubes sin dejar de posar mis pies en la tierra, me encontraba una noche en que Alejandro me sorprendio al llegar a casa mas temprano que de costumbre. Yo me encontraba escribiendole un poema a Franco en un pedazo de papel arrugado que encontre en una gaveta y que deje olvidado sobre mi escritorio, en un descuido propio de los amantes clandestinos que, en su subconsciente, desean ser descubiertos, poniendo en riesgo no solo su mundana reputacion, sino hasta el propio pellejo sin ningun temor a las consecuencias.
 
Alejandro, un autentico pasivo/agresivo, dueño de pocas habilidades sociales, algo acomplejado y ciertamente incapaz de amar, actuo de inmediato con su habitual aplomo y frialdad, sin faltarle a su modo premeditado de hacer las cosas. No dudo pues en contactar a un detective, un hombre al que ya conocia, y quien en un par de ocasiones habia ayudado a investigar el pasado de dos individuos a quienes Alejandro habia dado trabajo en su empresa de corretaje de seguros unos anos atras.
 
De inmediato comence a ser perseguida, rastreada como un cadaver de esos que son desechados por algun asesino en serie donde la policia del primer mundo, ayudados por perros entrenados para tales menesteres, se aferran a la esperanza de encontrar a la victima con vida. Con saña, con un placer morboso me siguio dia y noche aquel hombre girs y desgarbado que se convirtio en mi sombra desde el mismo dia en que Alejandro lo llamo.

To be continued.