@ CARACAS 2012

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Wednesday, June 12, 2013

SENTENCIA DE UN TRIANGULO INCONCLUSO... (Parte 2)

Reconozco que resulta a veces mas comodo vivir en la mediocridad del cielo gris, de un clima seco y templado, de una rutina cotidiana, de una vida vivida a pedacitos. Que podria llevar cualquier nombre o pintarse de cualquier color porque suele ser indiferente. Pero ya no mas, ya no quise conformarme con tan poco, queria ser libre para amar, libre de una inspiracion ingenua y genuina, para poder seguir existiendo. Para no morir en vida. Para darle paso a mi anhelo de salir a la calle y beber de nuevo el perfume de las flores, dejando atrás esos dias de la oscuridad de fondo.


Pasaron varios dias, semanas creo, hasta una tarde en que me encontraba sentada en mi terraza, transportada en el silencio, sola, porque hay cosas que se hacen solo como la creacion, como el sueño y como la muerte. No hay nadie que nos pueda ayudar, y mucho menos participar en ellas. Son cosas tan nuestras que no podrian nunca ser de dos. Asi contemplaba a lo lejos a mi hijo Rodrigo que jugaba en el jardin con uno de sus perros, feliz y despreocupado mientras correteaba con Luna mordiendole los talones cada vez que esta lograba alcanzarlo. En ese momento senti una mano firme en mi hombro que me apreto con una fuerza brutal, hasta provocar en mi un grito de dolor que no pude contener. Era Alejandro. Me arrojo un sobre grande, que tenia cuatro letras escritas a mano y cuya caligrafia no reconoci. Lo que si era inconfundible era el nombre que alli estaba escrito: Cora.

Lo abri, sin siquiera parpadear, anticipando el contenido de aquel sobre de manila. Me di cuenta en ese momento que no me importaba nada. No sentia vergüenza ni temor. Saque las fotos y las comence a ver una por una pasándolas entre mis manos como si no fueran mias, como si le pertenecieran a alguien mas que es distinto pero no lo es. Alli estaba yo con Franco, tomados de la mano, besandonos, riendo a carcajadas, jugando a perseguir las nubes, mirando directo al sol, sintiendonos asi de libres.


Solo reaccione cuando Rodrigo se acerco sudoroso y sonriente a saludar a su padre. Azorada meti las fotos en el sobre sin terminar de verlas. Ya no hacia falta mirar mas. Todo estaba dicho. Me levante del sillon donde estaba recostada, tropezando con Bruno, el golden retriver que reposaba languido a mis pies. Pero Alejandro me atajo por un brazo y me dijo con un tono de voz que apenas reconoci: ” Te falta un sobre por abrir, Cora mia”, y me lo entrego con su mano temblorosa y sin de jar de verme a los ojos, intuyendo en mi el miedo atroz que me invadio el cuerpo entero.


Tome el sobre y corri escaleras arriba, donde jadeando y luego de pasar unos minutos recostada contra la puerta que cerre tras de mi, me arme de valor y saque los papeles que habían dentro. Eran los documentos de divorcio, en donde renunciaba, además, a la patria potestad de mi hijo Rodrigo. Aquello era una sentencia de muerte. Siempre he pensado que aquel que no sufre no vive, que el sufrimiento es una multa que se le pone a todo ser humano por el simple hecho de existir. Pero esto era mas de lo que yo podría jamas soportar. No iba a permitirlo.


 To Be Continued.

 
 
 

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