@ CARACAS 2012

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Wednesday, June 5, 2013

"SENTENCIA DE UN TRIANGULO INCONCLUSO" (part 1). IX CONCURSO DE CUENTOS SACVEN. Profesora. Carolina Jaimes Branger. Course: Creative Writing I.

El se quito los lentes que le cubrian la mirada con unos vidrios tan oscuros que no daban cabida a sospechar quien seria su proxima victima aquella tarde a mediados de Julio en que ese sol incandescente, tan tipico del tropico me nublaba la vista hasta el punto de obligarme a mantener los ojos casi cerrados. Aquellos ojos del color del cielo mismo que teniamos como techo y resguardo de miradas ajenas y curiosas, que me hicieron sentir no como si fuesemos actores individuales, sino mas bien parte del elenco de alguna obra de F. Scott Fitzgerald.
 
Senti un cosquilleo extrano que no logre comprender hasta unas horas mas tarde, cuando nos sentamos a conversar a solas, bajo un Roble poblado de hojas con un sinfín de formas que me hicieron recordar aquellos rompecabezas con los que jugaba cuando aun era una niña. Ese hogar de aves que con sus cantares lograban distraernos el uno del otro mientras mirabamos hacia arriba y yo trataba de ocultar, creando silencios donde se podian oir las olas del mar y el soplar del viento, la fascinacion que sentia por ese hombre que logro dejarme sin aliento desde el mismo instante en que mis ojos se posaron en el.
 
Mi esposo, Alejandro, y yo, luego de discutir por el mismo tema de siempre, sobre si ponerse guayabera o no para un evento semiformal vespertino, llegamos al matrimonio de unos amigos que habian decidido por fin echarse al agua despues de muchos años de union clandestina, y juntos decidimos que esta era la perfecta ocasión para celebrar con esa champaña Moet que nos esperaba ansiosa y cuyas burbujas de inmediato se me subieron a la cabeza.
 
Reconozco que fueron inutiles todos los intentos, todas las promesas que me hice a mi misma al abandonar la fiesta de no volver a pensar en Franco, en esos ojos que me miraban descarados hasta desnudarme el alma. Su forma de moverse, su sonrisa. Ese olor suyo, esa mezcla de agua de colonia, jabon y piel de hombre que me trastorno la vida. La manera en que me toco con su mano mientras conversabamos, ajenos a nuestro entorno y a los intrusos que nos rodeaban. Pero La batalla estaba perdida de antemano, pues mi mente me fue infiel y no lo olvido ni por un instante desde aquel primer momento en que lo vi.
 
Pasaron varios dias, no se cuantos , en los que estuve sumergida en una especie de letargo febril, alejada de mi cotidianidad y de todo lo que me rodeaba, inexistente para el resto del mundo. Hasta una tarde en que sono mi telefono celular. No conocia el numero que aparecia en la pantalla, pero Igualmente atendi. Esa fue la segunda vez que escuche su voz, ronca y sensual, que con un dejo de ansiedad me dijo “Hola” asi, a secas. Sobraban las palabras. No hacia falta decir mas. Una oleada de alivio se apodero de mi. Por fin habia concluido la espera, mis noches de insomnio, desvelada en la penumbra de mi cuarto apenas iluminado por el resplandor de un poste de luz ubicado a pocos metros de la ventana.
 
Nuestros encuentros nunca fueron del todo planeados, no hablabamos de ellos, simplemente sucedian. La magia era nuestra complice. No existia el tiempo. Una pasion asi es como un huracan en el medio de la nada, del que es imposible resguardarse, donde no hay refugio. Tarde o temprano toca a tu puerta y te agarra desprevenida, por mas preparada que uno supone estar, por mas cum laude que seamos, por mas videntes o adivinos, te empapa como un balde de agua fria, te sorprende como una cachetada a mano abierta de esas que duelen y te calientan la piel. Tanto evitar el sentir, el deseo y el anhelo por alguien, tanta preparacion y experiencia para nada, pues de igual forma la pasion al encontrarte te zarandea, te agarra teniendo el poder de asfixiarte y a veces de destruirte por completo.
 
Yo cambie. Yo no era yo. No fue necesario que Alejandro me prestara demasiada atencion para darse cuenta. Estaba retraida y presa en un mundo desconocido por mi hasta ese momento. Asi, inspirada, poseida y flotando entre las nubes sin dejar de posar mis pies en la tierra, me encontraba una noche en que Alejandro me sorprendio al llegar a casa mas temprano que de costumbre. Yo me encontraba escribiendole un poema a Franco en un pedazo de papel arrugado que encontre en una gaveta y que deje olvidado sobre mi escritorio, en un descuido propio de los amantes clandestinos que, en su subconsciente, desean ser descubiertos, poniendo en riesgo no solo su mundana reputacion, sino hasta el propio pellejo sin ningun temor a las consecuencias.
 
Alejandro, un autentico pasivo/agresivo, dueño de pocas habilidades sociales, algo acomplejado y ciertamente incapaz de amar, actuo de inmediato con su habitual aplomo y frialdad, sin faltarle a su modo premeditado de hacer las cosas. No dudo pues en contactar a un detective, un hombre al que ya conocia, y quien en un par de ocasiones habia ayudado a investigar el pasado de dos individuos a quienes Alejandro habia dado trabajo en su empresa de corretaje de seguros unos anos atras.
 
De inmediato comence a ser perseguida, rastreada como un cadaver de esos que son desechados por algun asesino en serie donde la policia del primer mundo, ayudados por perros entrenados para tales menesteres, se aferran a la esperanza de encontrar a la victima con vida. Con saña, con un placer morboso me siguio dia y noche aquel hombre girs y desgarbado que se convirtio en mi sombra desde el mismo dia en que Alejandro lo llamo.

To be continued.
 
 
 
 

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